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Consideraciones para juzgar la Calidad de Sonido; sonoridad de los altavoces (Parte 1).

Hola amigos, todos los que disfrutamos tanto de los equipos de sonido, siempre estamos en búsqueda de la máxima Calidad de Audio. Ya sea que tu inclinación sea por los sistemas de casa grado audiófilo, los autos de calidad de sonido con un solo sistema componente perfectamente instalado al frente del auto, o los autos tipo Open Show con 45 juegos de altavoces y capacidad para sonorizar un estadio, no importa, en todos estos casos estamos siempre buscando la forma de que se escuche lo mejor posible (quizá también lo más fuerte posible), dentro de las características y limitaciones propias de nuestro tipo de audio favorito. Si no fuera así, no estaríamos constantemente pendientes de ese nuevo woofer con su desproporcionado imán, aquel procesador con decenas de canales y capacidades de ajuste de malabarista y los últimos tweeters con domo de nonobtaniun, anunciados en el CES 2020.



Mediciones en tu sistema de sonido

Bueno, pues para realmente tener alguna certeza de que tu equipo efectivamente suena mejor que antes o mejor que el de los demás, debemos poderlo medir. Ya que las mediciones en el audio nos dicen muchísimas cosas, menos lo que más queremos saber (qué tan bien suena), en audio la última palabra siempre la tiene nuestra totalmente subjetiva opinión. Y es de esto de lo que quiero hablarles el día de hoy.

En general, medir es una de las cosas más difíciles que hay, cercana a imposible. Por ejemplo, mide el largo de la mesa que tienes enfrente. ¿Cuánto mide? Sacas un metro y te da 2.81 metros, por ejemplo. Pero, ¿es buena tu cinta métrica? ¿Cuál es su resolución? ¿No se estiró un poco cuando hiciste la medición? ¿Al extender la cinta métrica de forma horizontal consideraste la catenaria que se produjo? ¿No se alargó la mesa por la temperatura de la habitación? Por supuesto estoy llevando tal medición a un punto casi científico, donde todo lo anteriormente mencionado de seguro sucedió y afectó la medición, y donde la mesa va a medir siempre diferente, aun cuando las diferencias sean milésimas de milímetro, cada vez que la midas. Y en este caso se trata de una medición objetiva, ¡imagínense ahora cuando el resultado es subjetivo!


Bueno, qué debemos saber. Lo primero es que cuando estás escuchando un equipo de sonido, mucho de lo que escuchas es la habitación, el recinto donde te encuentres, sea una casa, auto o inclusive un espacio abierto. El altavoz emite su sonido en muchas direcciones. Algo de ese sonido te llegará directamente mientras todo lo demás impactará al recinto para más tarde regresar a ti, donde se reflejará, absorberá, difundirá refractará y/o difractará de maneras increíblemente complejas, imprimiendo en el sonido que escuchas la firma sónica del lugar. Por ello, el mismo sistema de altavoces sonará distinto si cambia el recinto. Hay que tomarlo en cuenta. Y de hecho, no es necesario cambiar el recinto para que cambie el sonido, simplemente da un paso a la derecha, y ya estarás escuchando otra cosa. De pronto quizá te sea difícil creer esto, ya que es así como siempre has escuchado y seguirás escuchando por el resto de tu vida, siendo que el cerebro (quien es el verdadero sentido que escucha el sonido) de alguna manera lo compensa o disfraza para que no te sea tan evidente. Si lo dudas, toma una lectura de respuesta en frecuencia con un RTA (Real Time Analizer) posicionando el micrófono en un punto del espacio y luego en otro punto, a escasos centímetros de distancia. ¡Las curvas serán diferentes! Es por este hecho que algunos fabricantes de altavoces han ideado mecanismos muy complejos a la hora de comparar diferentes sistemas, donde cada juego de altavoces se coloca en una base giratoria, de manera tal que cada uno de ellos se encuentre exactamente en la misma posición del recinto cada vez que le toca su turno de ser escuchado. Y se preguntarán ustedes, ¿y no existe forma de eliminar el efecto de la habitación? Pues de hecho sí existe y suele emplearse para realizar ciertas mediciones de audio.



Se llama cámara anecoica o cámara sin eco, y es un lugar donde paredes techo y piso se encuentran cubiertos por enormes irregularidades en materiales absorbentes en forma de cuña, las cuales se encargan de absorber, tragarse los sonidos que llegan a ellas, de tal forma que no hay reflexiones, solamente el sonido del propio altavoz, sin firma sónica del cuarto. Aun cuando es muy útil para realizar mediciones específicas de audio, no es buena idea comparar o probar un altavoz ahí, ya que su sonido te resultará totalmente extraño (ya que le faltarán todas esas reflexiones a las que estamos acostumbrados), por lo que en realidad no nos resuelve el problema. Entonces ya lo sabes: el sonido del mismo altavoz será diferente en diferentes espacios o recintos (o autos).


Sonoridad de los altavoces

Otro obstáculo de gran importancia a la hora de pretender comparar altavoces o equipos de sonido es la sonoridad: el altavoz que suene más fuerte será, de entrada, instintivamente preferido por el escucha, aun cuando su calidad sea evidentemente inferior. Hay varias razones que lo explican. Resulta que los seres humanos escuchamos diferente a diferentes intensidades. A medida que se incrementa la sonoridad nuestra curva de percepción de respuesta en frecuencia se vuelve cada vez más plana, por lo que efectivamente a mayor sonoridad, mejor escuchamos las cosas. Y no sólo eso, resulta que la percepción de los tonos también cambia con la sonoridad (frecuencia es el fenómeno físico y tono es la percepción humana a la frecuencia), mientras más fuerte suene el equipo los graves se escuchan más graves y los agudos más agudos. Y por si todo esto fuera poco, al incrementarse la sonoridad también se incrementará el componente de distorsión timpánica (la distorsión que se produce directamente en nuestros tímpanos al incrementarse su oscilación, tal como sucede con los conos de los altavoces), la cual nos dará una percepción adicional de sonoridad, percepción que para ciertas personas puede incrementar el placer del audio, al disparar la sensación de incremento de sonoridad.



Y por la misma razón, no sólo la distorsión que se produce en el propio tímpano sino también la distorsión real en la música: para aquellos en búsqueda de la máxima sonoridad posible, la presencia de distorsión da la impresión de mayor sonoridad, ya que emula el efecto de la distorsión timpánica, por lo que muchos escuchas mayormente jóvenes y con menos experiencia probablemente prefieran un equipo con cierto componente de distorsión, ya que les hará sentir mayor sonoridad, a diferencia de los escuchas con más edad y experiencia, quienes probablemente ya no valoren tanto la sonoridad y encuentren la distorsión como un factor no deseable. De hecho es por esta razón que en un exhibidor lleno de diferentes opciones de estéreos, para que el cliente los escuche, compare y se lleve el que más le agrade, suele ganar el que más distorsiona. Esto lo saben desde hace ya muchos años los fabricantes de estéreos y así es como están diseñados sus pequeños amplificadores integrados.

Un poco complejo, ¿no lo creen? Absolutamente.


Artículo obra del Ing. Juan Castillo Ortiz publicado en la Revista AudioCar #417


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