¿En qué se parece la gasolina a los cables de uso automotriz, diría Pepito? Desafortunadamente, en más cosas de las que quisiéramos.
En últimas fechas en México se ha dado un fenómeno muy característico al momento de llenar el tanque de gasolina de nuestro auto: cada día le caben más litros. Como que la dieta de gorditas y quesadillas que tanto nos agrada, de alguna forma también le ha afectado a nuestro depósito de gasolina, tal que cada día pareciera amanecer “más gordito”. Y es normal. No pasa nada y casi nadie dice nada. Por ahí alguna nueva gasolinera abre y pone en un gran letrero a su entrada, “Aquí sí surtimos litros de a Litro”, pero la verdad es que a otro perro con ese hueso, no nos la creemos. Es triste pero es una realidad.
Conductor de bajo desempeño
Pues con los cables de instalación que se comercializan para uso automotriz, desafortunadamente, también empieza a suceder algo parecido.
Si bien es cierto que no muchas personas podrían determinar con certeza la diferencia entre un litro de 1000 mililitros y uno de 920 mililitros, aún menos suelen saber en qué consiste exactamente un cable, digamos, calibre AWG No. 4. Los que a ello se dedican por supuesto que lo han visto muchas veces. Se trata de un cable “gordito”, con cobre en su interior, pero cuánto hule y cuánto cobre exactamente, repito, son pocas las personas que lo saben con precisión.
Quizá por ello algunos tipos ingeniosos han optado por fabricar sus cables con un poquito menos de cobre, compensándolo por supuesto con más hule, digo, para que quede “igual” de grueso. Desafortunadamente en un cable lo importante no es el hule, por lo que el asunto termina con un conductor de bajo desempeño, pero eso sí, más económico.
La característica de un cable es su resistencia. Aún cuando existen cables de plata, el mejor conductor sobre la faz de la tierra, en la gran mayoría de los casos se usa en su lugar el cobre, tanto por sus cualidades como conductor como por precio. Cobre de alta pureza. Para conductores de cobre, la resistencia está dada por su calibre, es decir, el diámetro o área del conductor. Este dato se multiplica después por su longitud para obtener la resistencia total. Por ello, si la distancia no es muy larga, se puede usar un calibre de menor diámetro (mayor número) y viceversa. A final de cuentas 2 metros de cable equivalen a dos resistencias de 1 metro, en serie, por lo que dos metros de un mismo calibre presentan el doble de resistencia que uno solo.
En instalaciones eléctricas, tanto para casas, edificios, bases espaciales intergalácticas o equipos de sonido automotriz, existe la famosa regla del 5%.
Esta regla dice que el cable a utilizarse para conducir una cantidad de corriente eléctrica de un sitio a otro, debe tener una resistencia tal, que la caída de Voltaje en el trayecto, dada por la ley de Ohm, V = RI, debe ser menor al 5%. Para 12 Volts, ese 5% representa, a groso modo, medio Volt de caída de Voltaje máxima, regla bajo la cual calculan los calibres adecuados las asociaciones como la IASCA, USACI y todas las demás. Si el cable es más delgado (a propósito o por engaño), la caída de Voltaje superará este rango y el equipo de sonido o cualquier otra cosa de la que se trate, no operará como debería.
Resistencia es fricción
Pero eso no es todo. El límite de flujo de corriente en Amperes de un conductor es un límite térmico. Recordemos que resistencia es fricción. Fricción a nivel molecular, es decir, el choque de los electrones con el material conductor al fluir una corriente eléctrica a través de él. Mientras más corriente fluya más choques y por lo tanto más fricción, es decir, más calentamiento. Simplemente toquemos el cable de una plancha eléctrica en uso, para darnos cuenta de cómo puede llegar a calentarse un cable. De hecho, ese es precisamente el principio bajo el cual operan los fusibles. Un fusible es un pedazo de metal con un calibre y longitud específica, tal que al fluir una corriente eléctrica mayor a la especificada, el conductor se caliente tanto que se funda, es decir, interrumpa y proteja el circuito.
Por lo tanto, el usar un calibre menor al adecuado, por ignorancia o por engaño, puede eventualmente producir que tal cable se caliente al punto en que se prenda, pudiéndose producir la incineración total del vehículo. Esta situación, desafortunadamente, no es remota.
Pues con la gasolina del auto, milagrosamente a nuestro tanque de 60 litros le entran 65, pagamos más dinero, pero ahí acaba la tragedia, es decir, salimos con un tanque lleno de gasolina con el cual nos es posible llegar a la ciudad a la que nos dirigimos, Acapulco, Querétaro o a donde sea. Pero con un cable de un calibre real menor al requerido, es al revés, ahí empiezan nuestros problemas: nuestro equipo nunca se va a desempeñar como debería, el amplificador no va a entregar la potencia especificada, se pueden presentar fallas que podrían eventualmente dañar nuestros costosos equipos y, en casos extremos, hasta podría prenderse el cable, con las consecuencias que esto representa.
Mi sentir es que quienes comercializan cable “cachirul”, realmente no tienen idea de lo que están haciendo. No conocen la ley de Ohm y no entienden la trascendencia de ese acto. Si el Columbia usara cable de este tipo, seguramente no hubiera podio orbitar a la tierra ni una sola vez.
Artículo obra del Ing. JUAN CASTILLO ORTIZ publicado en la Revista AudioCar #196
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