El otro día me habló un amigo para platicarme que estaba bastante enojado y frustrado con su equipo de sonido. Hace 2 meses compró su estéreo con bocinas en un centro comercial pagando con su tarjeta de crédito pues no tenía efectivo; de ahí se lo llevo a instalar a una audioboutique que estaba cerca de su casa, donde le cobraron muy caro y se lo entregaron hasta muy tarde, a los pocos días empezó a parpadear el estéreo y las bocinas a emitir unos ruidos raros y a dejar de sonar aunque el estéreo estuviera prendido.
Lo primero que hizo fue llevarlo al negocio donde lo instalaron, desarmaron el tablero y lo revisaron y le dijeron que podía ser un corto del estéreo, porque en ese mismo momento cuando estaba parado el carro sonaba bien, así es que tenía que probarlo más tiempo y no paso nada. Se lo armaron y se fue. Al otro día volvió a fallar y fallar y lo llevó a otra audioboutique donde le hicieron saber que tal vez era una mala instalación que le tendrían que volver a cobrar por lo cual mi amigo no accedió.
Decidió entonces llevarlo de nuevo al lugar donde se lo habían instalado, lo revisaron y el dueño prepotente y sintiéndose el más fregón, le dijo que de tanto armar y desarmar el carro se había quemado su estéreo y ya no servia, hasta le enseñaron el probador para que viera que si había tierra y corriente, pero ellos con su sabiduría se lo arreglarían en un par de horas por $650.00 pesos.
A mi amigo esto no le pareció porque presentía que era una mala instalación y un truco por lo que discutió con ellos negándose a cualquier comentario, entonces se fue con su carro y su ego por los suelos. Al otro día se acuerda que su primo tiene un negocio de instalación pero que esta muy lejos, no obstante, decide ir a verlo, el primo lo reviso y ¿qué creen que pasó?
Se entero de la falta de ética y de vocación en el negocio al que había ido y es que no estaba bien instalado:
Primero.- En lugar de pasar los cables de las bocinas por los hules de los postes, los pasaron por en medio de los ganchos y esto ocasionaba que al abrir y cerrar las puertas o el carro en movimiento se movían los cables y hacían tierra, poniendo el estéreo en corto y por eso se dejaba de escuchar.
Segundo.- El estéreo ya no prendía por que en ese lugar le habían zafado la patita del cable amarillo del conector, así al checar con el probador si mandaba corriente pero no llegaba al estéreo y no prendía. Así mi amigo se fue contento y a la vez muy decepcionado de los instaladores sin una pizca de profesionalismo.
En la semana nada más por no dejar paso a reclamarles y a pedir su dinero cosa que no ocurrió y hasta una mentada se llevó, aun cuando con las pruebas en la mano se los hizo saber. Esto es falta de Profesionalismo.
Entonces viene la pregunta obligada, ¿quién perdió más? El cliente que al final del día logró que su sistema de sonido funcionara bien. O el dueño del negocio de instalación que no recibirá una recomendación de ese cliente.
La razón de ser de este artículo es invitar a los instaladores, más a los que están labrándose un nombre, a que siempre sean honestos con sus clientes, eso tiene mucho valor y con el paso del tiempo se retribuye con clientes satisfechos que te recomendaran en la primera oportunidad. Recuerda que todo se nos regresa de una u otra forma.
Artículo obra del Ingeniero Juan Carlos Navarro publicado en la Revista AudioCar #219
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