¿Cuántas veces has escuchado con la atención debida tu sistema de Car Audio? Disfrutando, pero al mismo tiempo analizando y siendo tu propio juez. Si tu sistema tiene la capacidad de recrearte ya no digamos un escenario acústico, pero sí al menos puede hacerte imaginar los instrumentos sonando con naturalidad y realismo, permíteme felicitarte. Pero si se escucha mejor afuera que adentro del auto, estas en serios problemas.
Ponte a prueba
Uno de los problemas más recurrentes que hemos encontrado en varios sistemas de Car Audio es el efecto arcoíris, y te preguntarás, ¿qué es eso? Bueno, pues es un fenómeno que se presenta entre las diferentes bocinas al intentar reproducir una nota musical en el espectro audible, tratando de mantener una coherencia en el escenario con relación al espacio y tiempo.
Para entenderlo de una forma simple y práctica, hagamos o por lo menos imaginemos lo siguiente. Utilizaremos un sistema de audio casero, un reproductor de CD, un amplificador de dos canales y un par de cajas acústicas ventiladas que cuenten con dos subwoofers de 12”, dos medios rangos de 6.5” y dos tweeters de 1”, con sus respectivos crossovers pasivos.
El sistema lo vamos a ubicar de la siguiente manera: las cajas acústicas las vamos a colocar frente a nosotros, digamos a tres metros de distancia, y a dos metros entre ellas a una altura de 1.20 metros, nosotros estaremos sentados en un sillón al centro de la habitación; es hora de reproducir un disco, de preferencia que conozcamos y a un volumen al que podamos apreciar la grabación.
En este punto podemos “observar” los instrumentos utilizados en esa grabación, los arreglos que se efectuaron en la misma, además si ponemos atención notaremos la presencia del efecto estereofónico creando ese “canal central fantasma”, el cual nos dará la impresión de que una tercera caja acústica está sonando frente a nosotros, justo al centro de las dos anteriores.
Aquí estamos entrando al nirvana de los sistemas de sonido, justo ahí donde las bocinas empiezan a desaparecer y en cambio entran los sonidos de las cuerdas y metales, las voces y casi todos esos efectos que nos generan sentimientos emotivos al disfrutar la música.
Eso es lo que buscamos en cualquier sistema de sonido, pero vamos ahora el segundo ejemplo, utilizaremos el mismo sistema de audio casero, pero ahora lo ubicaremos de la siguiente manera: los bajos los pondremos a unos dos metros atrás del sillón, los medios rangos frente a nosotros, pero unos veinte centímetros sobre el nivel del piso, y los tweeters sobre los medios, pero a una altura total de 1.20 metros.
Reproduzcamos nuevamente nuestra grabación, si prestas atención ahí estará presente nuestro efecto arcoíris, las voces perderán naturalidad y coherencia, además de hacerse nasales (como cuando estamos agripados), el bajo perderá impacto además de que el escenario será más difícil de enfocar.
Y tendremos una característica en el sonido que parecerá que “danza” en la habitación, los bajos serán más localizables (los podremos ubicar por detrás del sillón) las voces femeninas brincaran de los medios a los tweeters subiendo y bajando en cada ocasión que cambia su tono al hacerse más agudas y el impacto será menor en el audio.
¿Ves cómo cambio el audio de una forma radical solo con el hecho de haber cambiado la ubicación de las bocinas?
Atención a los detalles
Si el segundo ejemplo es el que más cuadra con el sistema de Car Audio en tu automóvil, eres poseedor del efecto arcoíris. Te preguntarás, ¿a qué se debe esto? Un motivo es la falta de acoplo entre las bocinas, pues cuando todas se encuentran relativamente juntas crean ese efecto que da la ilusión de que el sonido es emitido de un solo punto, es decir tiene coherencia en la música. Al separarlas la fase absoluta del sistema es más difícil de hacerla coincidir como una sola, por eso pierde parte del realismo e impacto, además se vuelve localizable la fuente emisora del sonido.
Otro aspecto al que se debe este efecto es el retardo en grupo entre las bocinas, pues, aunque la distancia sufrió un cambio relativo, este se ve acentuado conforme se incrementan las frecuencias, es decir, mientras los tonos se vuelven agudos son más localizables al mismo tiempo.
En este punto todo nuestro trabajo e inversión no se ven reflejados como hubiéramos esperado. No obstante, a continuación mencionaremos algunos puntos que te pueden ayudar a eliminar o minimizar este desagradable efecto.
Prueba la fase entre las bocinas, invirtiendo su polaridad, ¿cómo sabrás cual es la correcta?, “observa” y donde el sonido se desempeñe con mayor naturalidad será el mejor indicador.
Revisa el punto de corte entre tus crossovers, activos y pasivos, pues aquí se pueden presentar huecos o cancelaciones en el sonido, además de un notable desacoplo entre las bocinas.
Analiza la ubicación y ángulo de las bocinas, aunque parezca increíble unos cuantos centímetros en su ubicación pueden crear una gran diferencia.
Observa tu caja acústica de graves, ¿a qué tipo pertenece?, ¿cómo está fabricada?, ¿cuál es su frecuencia de entonación y ubicación dentro del vehículo? En estos puntos puedes encontrar problemas como la generación de ondas estacionarias, vibraciones y ruidos propios del auto, sobre todo en la cajuela, que harán localizables las fuentes emisoras del sonido.
Si tomas en cuenta estos aspectos e inviertes un poco de tiempo en tu vehículo, verás que es fácil obtener buenos resultados, siempre para mejorar el sistema sin necesidad de desembolsar efectivo en otro nuevo elemento, solo con el simple hecho de poner un poco de atención a los detalles.
Artículo obra de José Benítez publicado en la Revista AudioCar #233
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