Hay una regla de oro en nuestra industria que dice: "dentro de la mitad de la longitud de onda a la frecuencia de cruce". Esto significa que, si estás utilizando una frecuencia de cruce de 5,000Hz entre la bocina de medios y el tweeter, por ejemplo, significa que la longitud de onda mide aproximadamente la cuarta parte de 1 pie (76mm). La mitad de esa longitud de onda correspondería a 1.5 pulgadas (38mm), lo cual significa, que la mejor ubicación entre la bocina de medios y el tweeter, es poniendo los centros de las dos bocinas a una distancia menor a 38mm.
El punto fuente
Aquí es en donde las cosas se ponen interesantes: si tienes una bocina de medios de 5”, entonces el tweeter debería quedar montado en alguna parte en el interior de la misma área de montaje. Si están así de cerca, también podrías intentar alinear el tweeter y la bocina de medios como en un juego de bocinas coaxiales.
Una de las ventajas de comprar bocinas coaxiales desde el principio, es que están lo más cerca que es físicamente posible, al llamado "punto fuente”. Un punto fuente es algo muy bueno, cuando se trata de la imagen, dado que entre más alejado se encuentre el tweeter de la bocina de medios, más vas a experimentar un efecto conocido como "cambio de posición dependiente de la frecuencia". Un vocalista que interprete una canción en la que predominan las notas más graves (por abajo de 5,000Hz) debe darte la impresión de que proviene de un solo punto, ubicado entre las bocinas izquierda y derecha. Sin embargo, cuando la vocalista es una soprano y comienza a interpretar notas que se encuentran por arriba de 5,000Hz, da la impresión de que ella se ha movido unos cuantos centímetros atrás. Si el vocalista es el mismo y está alternando continuamente entre las notas altas y bajas, en la imagen acústica que se forma va a parecer como si el cantante estuviera saltando adelante y luego atrás en el escenario. Esa sería una imagen muy poco estable.
Esto también se aplica a la relación entre las bocinas de registro grave, y las de registro intermedio, pero las distancias son mayores. Por ejemplo, si la frecuencia de cruce entre la bocina de graves y el de medios, es de 500Hz, la distancia recomendada a la que deben estar separados es más cercano a 13” (330mm). Y en este caso, es mucho más fácil mantenerlas a esa distancia.
Quizás ahora estén pensando que la mejor solución es mantener sus bocinas de medios, los tweeter y las de registro bajo, en la misma área general. Este es uno de dos factores importantes para tener una buena imagen y escenario acústicos. ¿Pero te ayudará el hecho de que un par de los tweeter tomen la potencia que necesitan directamente de la unidad central?
De acuerdo con las reglas de la acústica, esto no va a ayudar. Yo he visto este tipo de instalaciones muchas veces, y sólo en unas cuantas realmente funciona. Pienso que esto es algo que los instaladores practican, y que se llama "acústica experimental".
Aquí les ofrezco otra regla importante, en un sistema donde la calidad de sonido sea lo básico, un número reducido de bocinas son mejor que muchas. El sistema de imagen ideal incluye una bocina de graves de 10”, y un tweeter de 4 pulgadas, sin subwoofer y sin bocinas de medios.
Este sistema tocaría desde 20Hz hasta casi 20KHz, pero no se podría escuchar muy fuerte. Existen diferencias importantes entre un sistema desarrollado para lograr el máximo SPL, y uno diseñado para lograr la máxima calidad de sonido.
El único problema es, ¿en dónde rayos voy a montar una bocina de 10” en la parte delantera de un auto? Podría montar el tweeter en un puente, de manera que quede centrado en el eje de difusión de la bocina para graves, que sería la bocina coaxial perfecta. La configuración número dos, es la que yo prefiero, por el hecho de que puedo tener el mayor control sobre la señal que llega a cada bocina. El otro factor clave para lograr un buen escenario acústico y una buena imagen, es "mantener iguales las longitudes de la trayectoria". Esto significa que la distancia de tu oído izquierdo a cada una de las bocinas componentes de la izquierda, debe ser la misma que la distancia de tu oído derecho a cada una de las bocinas componentes de la derecha. En un vehículo, es casi imposible ubicar seis diferentes bocinas todas a la misma distancia de sus respectivos oídos.
Los ojos son mucho más eficaces…
Cuando escuchas algo a la distancia, tú lo buscas con la mirada, pero cuando ves algo a la distancia, no te pones a escucharlo, porque sabes que no necesitas que tus oídos te confirmen, lo que ya vieron tus ojos.
Los ojos tienen mayor prioridad, dado que son los sensores de entrada directos, en tanto que tus oídos utilizan reflexiones, así como el sonido directo en una especie de "triangulación" para localizar una posición específica. Por ejemplo, cuando vas caminando por la calle y un amigo te grita desde el tercer piso de un edificio, primero volteas instintivamente a tu alrededor, antes de dirigir la mirada hacia arriba.
Esto se debe a que los oídos están ubicados a ambos lados de la cabeza y no en la parte superior de ella, ni bajo la barbilla, de manera que no puedes determinar fácilmente la altura de donde proviene el sonido. Sin embargo, sí esperas ver a tu amigo en algún lado de la calle, a menos que hayas aprendido a esperar, que él te grite desde una parte alta. Es por eso, que la primera reacción instintiva, es voltear a ver a tu alrededor, pero no estás acostumbrado a subir la mirada de inmediato.
En contraste, cuando escuchamos el sonido de un avión, ¿volteamos a ver a los lados? Por supuesto que no, porque esperamos ver un avión en el aire, no a nivel de tierra, y es por eso, automáticamente dirigimos la mirada hacia arriba. Cuando el espectador tiene ante sí unas rejillas de bocina, simuladas en el tablero, casi siempre van a visualizar el escenario acústico más alto de lo que está en realidad, porque la mirada les induce a pensar que las bocinas se encuentran localizadas ahí.
Escondiendo las verdaderas bocinas, puedes obligar al auditorio a interpretar el escenario a un nivel mucho más elevado de lo que está realmente.
Otro truco que se emplea comúnmente consiste en poner una rejilla falsa para el canal central, para engañar a la audiencia, de modo que ellos interpreten (con la mirada) una mejor imagen. Para mí, los trucos que tienen que ver con la manera en que nuestra mente interpreta el sonido, es lo equivalente a una ilusión óptica, y es muy divertido jugar con estos efectos.
Artículo obra de Derek Lee publicado en la Revista AudioCar #247
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